Para concebir la dimensión del tiempo en su justa medida, para entender que nada es casual en la historia del hombre, hace falta tener un profundo conocimiento de la ciencia y de la historia de la humanidad. Para saber explicarlo, hace falta ser un gran divulgador. Pocos autores reúnen esas condiciones como Isaac Asimov. El Paso de los Milenios parte de la premisa de que sólo mediante el conocimiento del pasado se puede explicar el futuro. Y no se trata de un futuro fantasioso, sino de las grandes preguntas que nos esperan a la vuelta de la esquina en el devenir diario: la superpoblación del planeta, la adaptación a las nuevas tecnologías… Dudas que entorpecen a veces nuestro progreso, como si no fuera cierto que en el paso del tiempo hay líneas maestras que guían el curso de la historia. En El Paso de los Milenios, Asimov —ayudado por Frank White, científico espacial de reconocido prestigio— se asoma al balcón de la historia sabedor de que sólo desde allí es posible atisbar el futuro.