La gran ciudad es una aventura urbana en la América de la Ley Seca. Pero, lejos de centrar la acción alrededor del whisky clandestino (o, vaya, no más allá de las copas estrictamente necesarias para que los personajes se lo pasen medianamente bien de vez en cuando), Lardner recrea la historia de una heredera rural, Kate, modestamente acomodada, cuya hermana mayor, Ella, se empeña en casarla con un rico, cueste lo que cueste. Así, ambas hermanas, acompañadas por Tom, el cuñado, se trasladan desde el pueblecito de Indiana donde vivían hasta la Nueva York de entreguerras con un objetivo claro que nace de un deseo oscuro. El primero, encontrarle a Kate ese panoli con los bolsillos repletos y la cabeza hueca; y el segundo vivir la vida de una vez por todas. Por el camino, no obstante, se encontrarán con un elenco de personajes, cada cual más pintoresco que el anterior, que los mezclarán en una serie de situaciones, desenfrenadas y de dudosa moral, muy propias de la Gran Manzana de la época.