Ninguna conciencia exclusivamente moral y ninguna fidelidad a los principios podrá compaginarse con los complicados realismos del ejercicio del poder. No sin intención he explicado en la Introducción que la crítica de la razón cínica es una meditación sobre el principio «saber es poder». Era un lema de la antigua socialdemocracia; de esta manera, esta crítica conduce, en conjunto, a una fundamentación meditativa y a una superación integradora de aquello que constituye el núcleo de la socialdemocracia: la pragmática razón política. En cuanto pragmática respeta lo dado, contra lo que, en cuanto razón, se sigue sublevando