La amistad es el único vínculo entre los hombres donde se disuelve lo inconfesable, donde el desvalimiento recibe amparo, donde el corazón, abrumado por angustias y pesares, se transforma no en lágrimas, no en insomnios, no en muerte voluntaria, sino en breves frases que se dicen y se intercambian, tan poco calculadas que son casi involuntarias, cuando ni siquiera es preciso decirlo todo.