No sé qué pasó con el Mike, quizás dijo que me esperaría allá, en el subsuelo. Recuerdo que la señora se sentó en la cama junto a mí y me acarició la cabeza durante un largo rato. Yo sentía sus manos flacas y huesudas y me preguntaba si era la Triste que había venido por mí, si con su arrullo me haría caer en un sueño del cual ya no despertaría nunca jamás