Lily Calloway deberá afrontar uno de los mayores retos de su vida: mantenerse célibe durante noventa días.
Mientras Loren Hale se recupera de su adicción al alcohol, Lily teme que este cambio de situación pueda provocar que él deje de desearla. Después de todo, el sexo compulsivo continúa rigiendo su vida, y sus fantasías aumentan por el hecho de mantenerse fiel a él.
Lily deberá luchar para que la relación progrese y se consolide, pero al tratar de acercarse a su familia –que todavía desconoce su adicción–, los problemas se hacen cada vez más evidentes. Loren y Lily deberán encontrar la manera de volver a conectar, pero la decisión de no tener sexo resulta una de las pruebas más difíciles para ella. Por suerte, hay amores que son tan profundos que traspasan la piel