La eterna noción confrontacional de la ciencia y la religión se pone en evaluación en este libro, en el cual se hace una revisión de la relación de ambas entidades como un vínculo complejo que va más allá de la dicotomía. La religión no se limitó a ser un obstáculo en la constitución y desarrollo de las teorías y descubrimientos científicos sino que ejerció un profundo influjo formativo sobre estos, suministrándoles un vasto conjunto de metáforas, problemas y planteamientos, junto con una variedad de supuestos y preferencias metafísicas que jugaron un papel limitante, pero también organizador y creativo, al interior de la ciencia misma.