Cuando Gorbachov llegó al poder, intentó llevar a cabo una política intervencionista para transformar el sistema, pero también fracasó. Evitando el terror, precisaba un arma con la que combatir a sus oponentes: eligió la apertura y la democratización, apoyándose en la población para impulsar sus reformas. Sin embargo, el sistema ya no era lo suficientemente flexible como para poder acomodar tales reformas