La práctica de la docencia universitaria no se corresponde con las recomendaciones de la investigación educativa, pues se basa en un enfoque centrado en la materia y el docente, frente a otros posibles más centrados en el aprendizaje y en la actividad del estudiante. En gran parte esto se debe a la ausencia de una formación docente inicial y a la falta de programas adecuados de formación para el profesorado en activo. Es urgente, por tanto, desarrollar estrategias de formación docente en la universidad orientadas por los hallazgos de la investigación y que promuevan cambios reales en las prácticas de aula.
La investigación sobre formación y desarrollo docente nos indica que los cambios en la práctica no son fáciles ni rápidos, pues implican una ruptura con la cultura mayoritaria. Suelen ser procesos graduales y progresivos que requieren contextos formativos seguros, el apoyo de una comunidad de aprendizaje y el acompañamiento crítico de formadores con experiencia. También nos aporta evidencias de que la formación separada de la acción no provoca cambios, y que es necesaria una estrategia basada en la reflexión sobre la práctica, el diseño y experimentación de cambios controlados y la evaluación y publicación de los resultados.