Cuando alguien te insulta, nada hay mejor que guardar silencio y mirarle fijamente. La señorita Minchin palidece de furor cuando lo hago, y la señorita Amelia o las niñas se intimidan. Si no te enojas, entonces piensan que eres más fuerte que ellos, ya que puedes dominar tu enojo y ellos no. Entonces dicen cosas estúpidas de las que después se arrepienten. Nada hay tan poderoso como el furor, salvo aquello que le pone dique: eso es lo más fuerte.