En los relatos de ‘Cielo de cardamomo’ están presentes la brisa, la oscuridad, la poesía, la música, inquietudes sobre el clima, la cuántica, y una mujer que llueve porque está triste. Después de ‘Los umbrales del delirio’, la autora, sacando palabras de lo más profundo de su lado romántico, poniendo su pasión en palabras, enfrentando sus tormentas personales, dice de estos textos que son andróginos, que no son poemas ni prosa, son ambas cosas.