—¿Sabes en que parte de tu cuerpo habita tu alma, hijo?
—No, mamá.
—Justo debajo del corazón. —Con ternura me tocó en el pecho con su dedo y sonrió—. Ahí hay un huequito, justo ahí vive tu alma. —Yo escuchaba con atención—. Por eso cuando pierden a alguien o algo valioso, a las personas les duele el pecho, uno piensa que es el corazón, pero es el alma la que duele.
No entendí de qué me hablaba mi madre, pero fui creciendo y todo fue más claro. En este momento, mirando el mar, me agarro el pecho, tratando de calmar este sufrimiento.
—Cuando morimos, se está listo para entender todos los misterios que nos rodean, entonces, el alma sale de nuestro pecho y se integra al universo, para hacer parte de él, para estar en él.