La obra de Platón, ligada a Pitágoras y presente en las obras teóricas medievales de Boecio y San Agustín,2 Padre de la Iglesia, fue la fuente de inspiración para la concepción que la Iglesia romana tuvo de lo sonoro. Su propuesta consideraba que la música era un elemento civilizador que armonizaba las facultades del hombre, pero también una fuerza oscura que podía precipitarlo al mal