El Ejemplar Poético de Juan de la Cueva, escrito hacia 1606 y dividido en tres epístolas, es un arte poética manierista en tercetos encadenados.
Fragmento de la obra
Epístola I
Sobre el ingenio y arte disputaron
Palas y el fiero hijo de la Muerte
a quien del cielo por odioso echaron.
La sabia diosa su razón convierte
en decir que el ingenio sin el arte
es ingenio sin arte cuando acierte.
De estas dos causas seguiré la parte
por do el ingenio inspira, el arte adiestra
sin que de su propósito me aparte.
Si admite la deidad sagrada vuestra,
Fébeas cultoras de Helicón divino,
comunicarse a la bajeza nuestra.
Y adiestrándome vos por el camino
de la vulgar rudeza desviado,
a su brutez profana siempre indino,
llegaré al punto en que veréis cantado
lo que el Arte al ingenio perfecciona,
y de quien es, si ha de acertar, guiado.
Sujeto es que repugna y abandona
de la mortal graveza la ignorancia,
y con puros espíritus razona.
Entre ellos hace dulce consonancia,
de quien recibe el numeroso acento
que lo adorna de afectos, y elegancia.
Vos a quien Febo Apolo da su asiento
y las Musas celebran en su canto
y el vuestro escuchan con discurso atento;
en mi temor que dificulta tanto
la extraña empresa, y me promete cierto,
la caída en el vuelo que levanto:
por este perturbado mar incierto
naufragando mi nave va a buscaros,
pues sois mi norte, a que seáis su puerto.
No va cargada —gran Fernando— a daros
ricas piedras de Oriente, ni preciosos
aromas, con que pueda regalaros.
Dones son los que os lleva más gloriosos,
de más estima, y de mayor riqueza
para la eternidad más poderosos.
De esta segura suerte la grandeza
se adquiere con los números, que el vuelo
cortan al tiempo en su mortal presteza.
Estos, son los que igualan con el cielo
los nombres, y así deben adornarse
con esplendor cual su lustroso velo.