«Ningún científico riguroso ni ningún maestro de meditación comprometido con su práctica dirá que las técnicas de mindfulness, ni la meditación en general, son adecuadas para prevenir o curar todos los males. Pero lo que sí es cierto es que la meditación, poco a poco, nos entrena a percibir la realidad de una manera menos dolorosa, a detectar y aceptar las situaciones que no podemos cambiar, a ser proactivos sobre las que sí podemos cambiar y a cultivar emociones positivas. Como describo a lo largo de este libro, entre los beneficios de integrar este tipo de prácticas a nuestros hábitos cotidianos encontramos mejoras en la resistencia al estrés, transformaciones en el cerebro y también cambios más microscópicos que se instalan en las células y adornan nuestro ADN.»
De la mano de una de las investigadoras punteras en este terreno, La ciencia de la meditación constituye un fascinante recorrido a través de los descubrimientos científicos más recientes sobre los riesgos del estrés crónico y los beneficios de las prácticas meditativas; desde la salud del cerebro hasta la modulación de la expresión de nuestros genes a través de la epigenética.