una de las consecuencias más dañinas del estrés crónico es que favorece el desarrollo de procesos de inflamación leves pero persistentes, y ello constituye un factor de riesgo o de agravamiento de las enfermedades inmunitarias, cardiovasculares, metabólicas, psiquiátricas y neurodegenerativas, además de contribuir a la aceleración del envejecimiento celular