Los carcomidos

Como suele pasar, lo más espontáneo es lo más fácil de hacer

Por eso aquella noche, cuando coincidieron en la fiesta de la secundaria y Esteban se emborrachó y ninguno de sus amigos se dignó ayudarlo, Arturo lo hizo.

Les vale lo que nos pasa. Pero dicen que ya hay casos allá también. Se los va a cargar el payaso como a nosotros

masacre de la casa vecina no ha hecho más que cebar la sed de sangre de los carcomidos. Enloquecidos de violencia, destruyen muebles y objetos, arrancan cortinas, derriban puertas. Y luego empiezan a husmear en las otras casas, a ver si hay gente ahí

El metabolismo de los adultos es diferente: no alcanzamos a procesar todo, menos aún si ve usted que muy jóvenes ya hemos acumulado una cantidad impresionante de venenos: comida chatarra, azúcar, alcohol, grasas saturadas… ¿qué más le gusta

Allá se registraron los primeros casos. Ésa es una de las cosas que el gobierno quiere ocultar. Todos los que trabajaban ahí desaparecieron un día. Ya se les daba por muertos

Allá se registraron los primeros casos. Ésa es una de las cosas que el gobierno quiere ocultar. Todos los que trabajaban ahí desaparecieron un día. Ya se les daba por muertos

El silencio se rompe cuando el muchacho concluye el trabajo: un varillazo al cuello con todas sus fuerzas, sosteniendo la improvisada arma con ambas manos, hace volar la cabeza finalmente. El resto del carcomido se desmorona

importa cortarse. Los vidrios se hacen pedazos estrepitosamente. Se convierten en cuchillas, en navajas, en astillas y a los carcomidos no les importa; sólo quieren entrar a la casa y ser la tormenta de destrucción que saben ser

perra amarilla que tienen como mascota.

—Hola, Barbie.

Le pusieron ese nombre porque es güera y estaba en los puros huesos cuando llegó. Esteban le estrecha la mano como si fuera una persona, le hace una caricia en la frente y sin darle más atención