Este aparato debe ser puesto en actividad por estímulos apropiados, los cuales pueden llegar a él por tres caminos diferentes: partiendo del mundo exterior, por excitación de las zonas erógenas que ya conocemos; del interior orgánico, por caminos que aún han de ser investigados, y de la vida anímica, que constituye un almacén de impresiones exteriores y una estación receptora de estímulos internos.