Sophie y Otto Bentwood son una acomodada pareja neoyorquina de mediana edad, sin hijos y con una vida aparentemente envidiable, rodeada de pequeños lujos, alta cultura y amistades cool. Una noche, un gato callejero muerde a Sophie cuando ella le da de comer. Este accidente, en principio anodino, será el pistoletazo de salida de una serie de pequeñas tragedias, de pequeños encuentros y desencuentros que, de manera tan sutil como quirúrgica, dibujan el turbulento paisaje interior de Sophie. Convencida de haber contraído la rabia, Sophie parece verlo todo a través de unos ojos febriles y de un malestar impreciso, creciente. Así, el miedo a padecer la enfermedad se mezcla con la otra «rabia», con esa combustión interior en la que arden los sueños rotos y el hastío ante una vida sin sentido.