El protagonista es el propio autor, Fiódor Dostoievski, que bajo la figura del protagonista, Alexander Petróvich Goriánchikov, nos relata en primera persona su privación de libertad, su convivencia con los demás presos, sus dificultades para adaptarse a su nueva situación. No debemos olvidar que Dostoievski pertenecía a la nobleza rusa, era Teniente de Ingenieros, es decir, una persona acostumbrada al trato con la alta sociedad y no con el pueblo llano, y además se dedicaba a la literatura, por lo que no estaba acostumbrado a los esfuerzos físicos. Son datos más que suficientes para imaginarnos lo que tuvo que suponer para Dostoievski ese radical cambio de vida: nuevas amistades (lo mejorcito de cada casa, como se suele decir), condiciones penosas de salubridad e higiene (las descripciones del autor sobre las condiciones de los barracones donde se alojaban reflejan con detalle esas condiciones), trato inhumano y degradante (se trataba de un sistema penitenciario compatible con la tortura y que despojaba al recluso de cualquier rastro de dignidad humana).