Dice un viejo refrán que de las tres cosas más importantes que le suceden al hombre durante su existencia, que son el nacimiento, el matrimonio y la muerte, sólo en la segunda tenemos algo que decir, aunque seguramente la mujer sonríe ante tal espejismo masculino. En cambio, nadie tiene la menor influencia sobre su nacimiento y muy pocos participan en forma activa en su salida de este mundo. Por lo tanto, no sorprende que las distintas circunstancias y vicisitudes asociadas con la generación de nuevos seres humanos sean tan ricas en mitologías, leyendas, creencias, fantasías, consejas y supersticiones, como lo que en diferentes culturas se piensa que sucede cuando se traspone el umbral del más allá. En este texto, Francisco González Crussí nos presenta un panorama vasto y variado de hechos biológicos, de datos históricos y de conceptos filosóficos sobre la aventura de Venir al Mundo. El libro está escrito en lenguaje sencillo y ameno, con frecuencia casi coloquial, como si el autor estuviera conversando sabrosamente sobre temas de su interés con un grupo de buenos amigos, en alguna sobremesa informal. Es fácil percibir entre líneas la satisfacción del autor al compartir sus conocimientos con el lector, que para seguirlos no necesita preparación especial alguna. El libro consta de seis capítulos que se refieren a la mitología clásica y a las creencias medievales y renacentistas sobre los mecanismos de la fecundación, a la influencia de las impresiones maternas sobre el producto durante el embarazo, a la trashumancia uterina y a la histeria, a la maternidad negada o el aborto, y a muchas otras cosas más, como el caso de Mary Toft, de quien la gente creyó en serio que podía parir conejos, o el de Magdalena d’Aumont d’Aiguemère, absuelta del delito de adulterio porque, según sus defensores, se había embarazado al recibir semillas germinativas por la ventana abierta de su recámara mientras soñaba con su esposo, o la receta de Van Helmont para producir ratones (colóquese un camisón de mujer, de preferencia algo sucio y sudado, a modo de contener materia orgánica putrescible, en un recipiente al que se añade trigo en grano. Póngase a incubar en algún apartado rincón expuesto al sol. Déjese reposar esta preparación, y los efluvios del sudor femenino, en combinación con el poder vivificador de la semilla de trigo, y ambos calentados por el sol, producirán un ratón al cabo de veintiún días). La legendaria erudición de González Crussí se acompaña, como acostumbra, de una gran fluidez narrativa, que hace volar las páginas con soltura y elegancia. El tejido de los cuatro primeros capítulos resulta tan fino y tan maravilloso que rebasa con facilidad a la literatura de ciencia ficción, confirmando una vez más lo que bien decía Borges: La realidad es siempre más fantástica que los sueños más desaforados.