El Ciudadano Reportero: otra historia conmovedora y motivada políticamente. En nuestra codicia, expansión y deseo por innovación, muchas veces pasamos por alto las consecuencias en nuestro ambiente. Es más fácil olvidar la gravedad de esto cuando vives en un área urbana que ha sido desarrollada por siglos.
Una mujer estaba en labor de parto. Algunas personas en la calle podían escuchar sus gritos. Aquellos que podían entender el dolor que ella estaba sintiendo tomaron un momento para hacer una oración por la parturienta mientras otros evitaban miradas en el hospital. Después de horas de dolorosa labor, las enfermeras y el doctor le entregaron a la mujer un bebé. Era bastante grande. La mujer tenía la vagina destrozada, había sangrado demasiado. Se desmayó varias veces y el doctor la había reanimado. Estaba perdiendo mucha sangre. Ella creía en que la transfusión de sangre no era cosa de Dios. Su esposo rezó por la intervención de Dios. ”Sr. Jason, debe aceptar la transfusión para poder salvar a su pareja. No quiere que su primer hijo y recién nacido esté sin su madre” dijo el Dr. Greg. El Sr. Jason lo sopesó unos minutos. ”No, no quiero perder a mi esposa. No podría soportarlo. Por favor, haga la trasnfusión” le contestó. El Sr. Jason era firme. ”Jason ¿por qué tienes tan poca fe? No quiero una transfusión”