IDENTIDAD DE OMBLIGO Y MATRIZ
La creencia infantil del ombligo como orificio del cual salen los niños obedece a un simbolismo arquetípico: el de la identidad de ombligo y matriz como centro de la vida. Este simbolismo engloba inconscientemente el de la naturaleza femenina de la tierra, madre por antonomasia.6 Pare, cada amanecer, el Sol; pare la Luna y las estrellas; pare las plantas y los alimentos; es madre de todo. El ombligo, centro desde el cual ha sido nutrido el ser humano en su existencia prenatal, se equipara con la matriz, no sólo de la mujer, sino, antropocósmicamente, del universo.
Lo femenino que alimenta se traduce esencialmente en los pechos: en la cerámica antigua hay mil vasos que los representan. Con todo, los jarros que tiran a la forma redonda son representación del vientre materno; a menudo llevan en el centro un círculo en que coinciden el ombligo y el sexo femenino.
Así se explica la convergencia de los términos que denominan ombligo y útero en varias partes del mundo: como el nábhila sánscrito, hoyuelo umbilical, pero también región pudenda;7 Cuzco, ombligo, que en quechua actual equivale a vagina;8 cierta sorprendente metáfora zapoteca;9 el pito pascuense, ombligo y útero;10 y sobre todo el nombre de Delfos, el centro umbilical por excelencia en el mundo clásico, que significa útero.11
Nota