la edad de cuarenta años, Pierre-Ambroise-François Choderlos de Laclos (1741 – 1803) escribió Las amistades peligrosas. No fue un capricho repentino convertirse en novelista a pesar de su carrera militar; había publicado ya poemas, cuentos y canciones en el Almanach des Muses, sin embargo, el éxito de la novela fue tan arrollador que marcó para Laclos un antes y un después en su vida. Escrita en género epistolar, esta especie de catecismo libertino narra las maniobras de seducción de sus dos protagonistas, la marquesa de Merteuil y el vizconde de Valmont. Quizá la razón más poderosa de su éxito sea el excepcional tratamiento del personaje femenino. En las novelas libertinas del XVIII se reservaba a las mujeres el papel de virtuosas corrompibles pero nunca el de calculadoras corruptoras. Laclos rompió con uno de los tópicos más consolidados del género. La marquesa de Merteuil es una mujer que se ha hecho a sí misma; más que placer lo que ha buscado es saber; su voluntad es la que gobierna su vida y su pensamiento, y está convencida de poder dirigir las vidas ajenas. La marquesa llega a la literatura para marcar una nueva etapa en la historia de la sensibilidad, para cambiar el amor convencional por un amor cerebral, orgulloso, cínico, tramposo, donde la debilidad humana arde en un fuego que la quemará a ella misma.