Aunque ningún creyente posee todos los dones del Espíritu, todo creyente tiene alguno de estos maravillosos regalos de Dios. Para ser efectivo en el ministerio, el creyente debe encontrar y utilizar estos dones. Esta obra ayudará al lector a aclarar ciertas concepciones erróneas acerca de los dones espirituales y le asistirá en el descubrimiento de los dones que Dios le ha otorgado.