Por el contrario, sucede que, no pudiendo ser pagadas con la moneda del amor recíproco, gentes muy enamoradas se contentan con la posesión, es decir, con el goce físico. En este caso se hallan todos los matrimonios contraídos por fuerza, los amores venales o los obtenidos con violencia. El que cierto hijo sea engendrado: ése es el fin único y verdadero de toda novela de amor, aunque los enamorados no lo sospechen.