El perro del hortelano

Mi criado, y porque tenga premio el defender mi vida, sin otras secretas deudas, con licencia de Diana le caso con Dorotea, pues que ya su señoría casó con Fabio a Marcela.

Con esto, senado noble, que a nadie digáis se os ruega el secreto de Teodoro, dando con licencia vuestra de El perro del hortelano fin la famosa comedia.

pues he hallado a tu bajeza el color que yo quería, que el gusto no está en grandezas, sino en ajustarse al alma aquello que se desea.

¡Por vida mía, que es cosa fácil el greguecizar!

Ello, en fin, no es más de hablar, mas era cosa donosa los nombres que les decía: Azteclias, Catiborratos, Serpelitonia, Xipatos, Atecas, Filimoclía…

que esto debe de ser griego, como ninguno lo entiende, y en fin, por griego se vende.

¡Por vida mía, que es cosa fácil el greguecizar!

Ello, en fin, no es más de hablar, mas era cosa donosa los nombres que les decía: Azteclias, Catiborratos, Serpelitonia, Xipatos, Atecas, Filimoclía…

que esto debe de ser griego, como ninguno lo entiende, y en fin, por griego se vende.

te parece?

ANARDA

Que ya

mi ama no querrá ser el perro del hortelano.

DOROTEA

¿Comerá ya?

ANARDA

¿Pues no es llano?

DOROTEA

Pues reviente de comer.

Diana ha venido a ser el perro del hortelano.

ANARDA

Tarde le toma la mano.

DOROTEA

O coma o deje comer.

TEODORO

¡Qué de quimeras tan locas para casarte con Fabio!

MARCELA

Tú me casas, que al agravio de tu desdén me provocas.

Vengada quedo de ti, aunque quedo enamorada, porque olvidaré, vengada, que el amor olvida ansí.

Niegas tarde,

Teodoro, el loco deseo con que perdido te veo de atrevido y de cobarde: cobarde en que ella se guarde el respeto que se debe, y atrevido pues se atreve tu bajeza a su valor, que entre el honor y el amor hay muchos montes de nieve.