Junto a esos buenos corazones, también están las personas que investigan y disciernen sobre cómo aportar al mundo una propuesta activa que lo mejore. Cómo contribuir al crecimiento de la conciencia de las personas y dotarlas de un propósito y un sentido que las trascienda. La bondad, al final, no es para que uno se convierta en una buena persona en el sentido moral, sino en un activista del bien