Se me amontonan los pensamientos: «Hay que comprar pañales, leche maternizada, tengo que decidir dónde vamos a dormir esta noche». Antes de ser capaz de ponerlos en orden, me asaltan las dudas: «¿Qué debo hacer? ¿Qué debo hacer ahora mismo?». Cuanto más pienso, más me desespero.