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Anna Starobinets

La glándula de Ícaro

  • Alicia M. Mareshas quoted6 months ago
    Frases hechas, ajenas, mezquinas, sacadas de la tele, triviales, le venían a los labios, como hormigas que salen a la fuerza de un tronco podrido.
  • Jazmín Lozadahas quoted6 days ago
    Ígor olía a tabaco y a alcohol, y a hembra cariñosa y extraña.
  • Jazmín Lozadahas quoted9 days ago
    puede que en sus historias no haya crimen, pero casi siempre hay castigo. Y es un castigo doloroso, imprevisto, marciano. Tan delirantemente imposible como lo es la situación cotidiana en el mundo extraño que describe —podríamos, de hecho, calificar su obra de new weird
  • Jazmín Lozadahas quoted9 days ago
    Starobinets, maestra del suspense y el simulacro —todo lo que ves no es más que eso, algo que estás viendo—, amplía su peculiar, y extraño, y siniestramente fabulesco
  • Jazmín Lozadahas quoted9 days ago
    tenía, sin poder llegar a sospecharlo, tanto en común con escritores que, también, se atrevían a, como dejó dicho Friedrich Nietzsche, mirar al abismo y no poder evitar que el abismo les devolviera la mirada. «Digamos que
  • Alicia M. Mareshas quoted11 days ago
    Hay algo. Resulta difícil recordar lo importante cuando un inquieto y sutil gusanillo está hincando los dientes en la pulpa de tu felicidad, cada vez más oscura. Cuando las preguntas te caen en la cabeza como manzanas podridas
  • Alicia M. Mareshas quoted12 days ago
    Zhenia notó cómo una ola de fría rabia le subía del vientre a la cabeza, le inundaba primero la laringe y después los ojos, no con lágrimas, sino con algo que parecía vidrio molido.
  • Alicia M. Mareshas quoted12 days ago
    Muerto podría amarlo, añorarlo, preservar su recuerdo. Vivo era un cabrón y un traidor, y lo que había que hacer era olvidarlo.
  • Alicia M. Mareshas quoted12 days ago
    No había ni rastro de él. En Rusia hay mucha gente desaparecida, todo un ejército. Zhenia se imaginaba una guerra de muchos años, sangrienta, intensa, oculta a los ojos del mundo, a la que se dirigía ese ejército.
  • Alicia M. Mareshas quoted14 days ago
    El olor a chocolate amargo, a piel de mandarina y a pino ajado se mezclaba con el aroma especiado de las páginas manchadas de los libros. En La Nodriza no parecía haber ni libros viejos, ni abetos, ni mandarinas, pero allí estaba su aroma, el potente aroma de la felicidad infantil, el más apropiado.
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