Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) encienden en el cerebro el sistema de recompensas y la promesa de placer, por eso hablamos de tecnología adictiva. El exceso de información transmitido por las TIC detona el sistema de alarma en el córtex frontal del cerebro, produciendo la hormona del estrés, que aumenta la frecuencia cardíaca, la presión sanguínea y la liberación de las reservas de energía del sistema nervioso.