Los hijos de padres seguros y tiernos se convierten en personas con una sana autoestima (hablaremos en profundidad acerca de la autoestima en el capítulo 5). Un individuo con una sana autoestima es aquel que ha aprendido a reconocer sus áreas fuertes y no tiene miedo de aceptar también sus áreas débiles, se preocupa de sí mismo sin caer en el narcisismo y de los demás y sabe controlarse ante situaciones complicadas o cuando son expuestos a tensión.