Para sostener que algo es causa de otra cosa, es preciso diferenciar causalidad de correlación. En el primer caso, un evento “X” provoca otro evento “Y”: si caliento agua al nivel del mar, ésta hervirá apenas alcance los 100 grados Celsius. En el segundo, el de correlación, nos limitamos a señalar que, ante un evento “X”, suele estar presente otro “Y”: si unos cuantos millonarios coinciden en un manojo de lecturas, eso no quiere decir que esos libros te vuelvan rico.