Tanto los retratos visuales como los literarios de Monet lo describen como una figura inestable e inquieta. Los abruptos cambios de humor de Monet, su continua insatisfacción consigo mismo, sus decisiones espontáneas, emociones tempestuosas y fría meticulosidad, su conciencia de sí mismo como una personalidad moldeada por las preocupaciones de su época