«Un libro muy extraño y muy sincero sobre lo que de surrealista tiene el trabajar en una ciudad, habitar un cuerpo perecedero y amar a otro mortal. Aunque comparte ADN con Kafka y Shirley Jackson, pertenece a una nueva especie».
Karen Russell, autora de Tierra de caimanes
«Una fábula bella, inquietante y divertida, con la aparente ligereza de Calvino y la bondad de espíritu de Saramago».
Ursula K. Le Guin
«Una imaginación salvaje, brillante y excéntrica. Su mirada disecciona los terrores cotidianos de manera maravillosa e inesperada».
Lauren Groff, autora de En manos de las furias
«Un original debut, innovador en su forma y emocionalmente complejo, firmado por una de las más estimulantes escritoras del panorama actual».
Jenny Offill, autora de Departamento de especulaciones
«Una lograda parábola sobre la vida y el amor, sobre la muerte y el nacimiento, que se lee como un auténtico thriller».
Joshua Ferris, autor de Entonces llegamos al final
«Una invitación a un viaje por nuestros sueños, pesadillas y remoniciones con Helen Phillips como guía. Se lo recomiendo a todos y cada uno de ustedes».
Kelly Link, autora de Magia para lectores
Si las perspectivas laborales no hubieran sido tan sombrías durante ese húmedo verano, es probable que Josephine no hubiera aceptado el puesto de administrativa en un edificio sin ventanas situado en la periferia. Su tarea consiste, exclusivamente, en introducir interminables series numéricas en la enigmática Base de Datos. Pero a medida que pasan los días y los inescrutables impresos llenos de cifras se van acumulando, Josephine empieza a sentirse cada vez más amenazada por el inquietante entorno: el zumbido de la ventilación, el color rosáceo de las paredes, el eco en los largos pasillos… Cuando su marido desaparece de improviso y la verdad sobre la naturaleza de su empleo comienza a perfilarse, su creciente malestar se transforma, ahora sí, en absoluto temor.
La oficina es, a la vez, el infierno y su contrario: un espacio inmejorable para lo distópico y lo surrealista, al tiempo que un no-lugar en el que cumplir los más acabados sueños de perfección existencial. Como Margaret Atwood o Murakami, Phillips hace saltar las costuras de la realidad saturándola de extrañeza y significado, logrando así que las cotidianas preguntas sobre el sentido del trabajo o de la vida en pareja alcancen tanto al ser humano como al perpetuo enigma de su origen.