Este antimanual arremete contra muchas de las ideas preconcebidas que suelen empantanar la discusión en torno al libro y la lectura. Sin temor a ser calificado de políticamente incorrecto y apoyándose en su profundo conocimiento del tema, Juan Domingo Argüelles cuestiona la validez de afirmaciones que la mayoría considera indudables, como la de que el libro, por sí solo, transforma y mejora a todas las personas.
En este mismo sentido, considerar a la lectura como un hábito que de manera necesaria eleva moralmente al individuo representa, para él, una noble utopía o un generoso equívoco producto del optimismo. Frente a esta visión idealizada, Argüelles reflexiona, más allá de mistificaciones y lugares comunes, sobre la verdadera importancia del libro y sobre el sentido, valor y posibilidades de la promoción cultural.