La lectura habitual, en su sentido más exacto, es otra cosa. Es tener la necesidad de ir hacia los libros, las revistas, los periódicos, la internet, etcétera, como quien necesita también del transporte, el agua, la luz, los alimentos, los amigos, el contacto humano, el cine, la televisión, el deporte, el café, el esparcimiento en general y, desde luego, la escuela y el ámbito laboral.