Me parece muy arriesgado que eduquemos a las niñas con la idea de que deben sentirse felices por recibir piropos debido a la belleza física de sus cuerpos, porque implica que les estamos diciendo que la base de su autoestima se sustenta en su exterior, en su belleza física y, tal como lo viene diciendo hace años la psicología, la autoestima es mucho más integral que solo la valoración física de una persona