El cambio climático es la gran amenaza a la que se enfrenta la humanidad con carácter urgente.
Ahora mismo y en diversas zonas del planeta, millones de personas y animales sufren ya los efectos de esta amenaza. Ante las predicciones aterradoras que nos llegan de todos los ámbitos (a través de los periódicos, de los gobiernos, de especialistas, de activistas…) y que alimentan nuestra incertidumbre y desazón, se impone atender a la única voz que hemos olvidado escuchar: la de la Tierra viva y su historia.
Para comprender la situación actual de la Tierra y valorar correctamente las previsiones acerca de sus condiciones climatológicas futuras, los científicos estudian activamente los cambios del clima en el pasado y analizan las claves de estas alteraciones. Técnicas científicas altamente sofisticadas permiten conocer las pautas de los cambios climáticos ocurridos con anterioridad, los factores que los indujeron, los procesos que los amplificaron, y los impactos que tuvieron en ecosistemas y sociedades.
Más allá de interpretaciones de cualquier índole, el análisis científico es el que debe conformar la base de las decisiones políticas de mitigación y adaptación. Asimismo, puede ayudarnos también en las decisiones individuales de actuación. Entender el pasado es, hoy más que nunca, imprescindible para comprender lo que la humanidad se juega a corto plazo.