El claustro adopta generalmente una forma cuadrada y está dividido en cuatro sectores por los senderos que lo atraviesan dibujando una cruz. En el punto de intersección hay, como hemos visto, una fuente, un rosal, un pozo o un árbol que señala el omphalos, el centro del mundo, y el lugar por donde pasa el axis mundi, el eje cósmico de unión entre el cielo y la tierra. La magia del claustro se cifra en el número cuatro. Los elementos cuaternarios se repiten en el jardín claustral trayendo a la mente un sinfín de significados: los cuatro ríos del Paraíso, los cuatro evangelistas, las cuatro virtudes cardinales, los cuatro ángulos de la tierra desde donde, según el Apocalipsis, soplan los cuatro vientos, las cuatro edades del hombre, las cuatro estaciones, los cuatro puntos cardinales… Corresponde también al simbolismo del número cuatro y de todas las divisiones cuatripartitas la idea de universalidad, de microcosmos. Unas líneas de Tuan pueden ayudarnos a entender mejor los múltiples significados del jardín: