No había nada más laguense que mantenerse informado permanentemente de la vida de los demás. En cuanto yo mencionara un nombre, el interrogatorio derivaría hacia el cómo está, qué te contó, cómo lo viste, una manera de confirmar la decadencia de la gente, que siempre resultaba estar más gorda, más acabada, más arrugada, más canosa, más demacrada, más enferma, más alcoholizada, más endeudada