Dure más de lo que imaginé en leer este libro, pero no me atrapó a profundidad, aún así me sentía con la obligación de leer la historia de un sobreviviente de una guerra civil.
Pequeño País es un triste relato del genocidio ruandés contando desde la perspectiva de un niño. Mezclado con sus recuerdos dulces sobre su familia, sus vecinos del callejón en donde vive y sus cartas con una amiga a distancia, se cuentan los horrores de la guerra, de la sistemática eliminación de los miembros de una etnia a la que los suyos pertenecen. Y esa guerra va comiendo poco a poco todo lo bello del relato hasta dejar sólo desolación.
Imprescindible novelita de la literatura africana en el exilio.