El muralismo mexicano es uno de los movimientos artísticos de mayor impacto y trascendencia en América Latina, y marca un periodo fundacional en la cultura mexicana. Este sentido fundacional aparece desde sus inicios, pues cuando el filósofo José Vasconcelos es nombrado Secretario de Instrucción Pública (1921–1924), e invita a varios artistas a pintar sobre las paredes de diversas instituciones del gobierno, la idea de fondo era refundar la nación mexicana a través de las artes, ya que el país se hallaba fragmentado después de los años de la Revolución. Pero en la batalla por definir aún más el sentido estético que debía asumir este movimiento, David Alfaro Siqueiros promovió la idea de refundar el muralismo mexicano a partir de una asunción política y revolucionaria en el arte, y es así como en el seno del muralismo mexicano apareciera un sentido más social y comprometido. Además, como la visión política de Siqueiros fue desde siempre muy cercana al marxismo militante, esto generó polémicas y debates incluso entre los pintores del momento. Sin embargo, es ahora con la publicación de estos textos cuando conocemos de manera testimonial y directa, más detalles sobre la historia de esa batalla ideológica, la crítica al primer lanzamiento del muralismo, y el liderazgo de Siqueiros para profundizar una revolución estética. Para Siqueiros, no sólo se debían revolucionar las formas y los contenidos artísticos, sino también las herramientas del pintor y su metodología. Asimismo, el lector encontrará en esta valiosa colección de textos, que en la estética siqueiriana no solamente se inscribía una visión política e ideológica, sino particularmente una visión filosófica inspirada en la dialéctica marxista. Por otro lado, esta obra contribuye a la comprensión del muralismo mexicano en general, y enriquece el legado de uno de los pintores más importantes de México.