Para Almendra, el baño era el mejor momento del día. Se quedaba largos ratos en la tina hasta que los dedos se le arrugaban como uvas pasas. Pero todo cambió cuando tuvo que compartir la bañera con Tomás, que se metía en el agua con todos sus juguetes y se bebía el champú. Entonces a Almendra se le ocurre una genial idea para expulsar a su hermano de la tina.