La escritora Martina Peña Grande acepta ser maestra rural en un pequeño pueblo del Pirineo aragonés. Ella, que desde siempre ha tenido una peculiaridad nada común (ve espíritus y tiene sueños que luego se cumplen), ha tocado fondo en su vida porque su ex, siempre que le dice “ven”, ella lo deja todo, como en la canción. Ha tocado fondo porque sus citas no acaban –ni empiezan— bien, porque las liquidaciones de sus libros son mínimas… Necesita una nueva vida, como los testigos protegidos de las películas.
Cuando conoce a Ricardo, con sus aires de montañero, ni se le pasa por la cabeza que se establecería un vínculo especial entre ellos ni que encontraría su hogar junto a él. Y es que comprende que lo que le pedimos a la vida no solo puede tardar veinte años en llegar, sino que puede aparecer de la mano de la persona más insospechada.
Martina tiene una estética rompedora donde se funden personajes sólidos y bien perfilados, un excelente dominio del lenguaje y una trama muy atractiva. Una novela original y magnífica.
Una novela donde lo cotidiano es casi poético, con pinceladas brillantes para los detalles y una esencia poderosamente romántica.