—Sucede lo mismo con la equitación, que no se interesa por sí misma, sino por los caballos; y lo mismo otras artes, que no teniendo necesidad de nada para ellas mismas, se ocupan únicamente de la ventaja del objeto sobre que se ejercitan.
—Así parece —dijo.
—Pero, Trasímaco, las artes gobiernan y dominan aquello sobre lo que se ejercen.
Dificultad tuvo para concederme este punto.
—No hay, pues, disciplina que examine ni ordene lo que es conveniente para el más fuerte, sino el interés del inferior objeto sobre que se ejercita.