Sor Juana, como expresa Margo Glantz, escenifica con una gran capacidad de síntesis la conquista militar y la espiritual de la Nueva España. La confrontación entre las dos partes del mundo se cifra esencialmente en una cuestión antropológica y, naturalmente, religiosa: por un lado, el perturbador asombro, que causa en Religión y Celo constatar que los ritos idolátricos de los naturales son un remedo de los misterios y sacramentos esenciales de la fe católica. Sor Juana capta el mutuo asombro, ya que Occidente y América quedan atónitos ante los recién llegados. Creo que es altamente significativa la connotación de los nombres que designan a cada una de las parejas: mientras las alegorías que representan a la cultura indígena ostentan apelativos espaciales, las que corporeizan a España, se designan con nominaciones de índole conceptual y teológica. Me parece que esta sutileza de Sor Juana pone en desventaja a los mexicanos de inmediato