Angelica es «la mujer que susurra a las abejas». Viaja por el mundo en su autocaravana acudiendo a la llamada de apicultores que necesitan ayuda con sus panales, pues su capacidad para entender a las abejas es legendaria. Aprendió todo lo que sabe de Margherita, una mujer mayor que, durante la ausencia de su madre, la cuidó cuando era niña en la idílica isla de Abbadulche, en Cerdeña. Cuando Angelica sabe de la muerte de Margherita y que esta le ha dejado en herencia su casa y sus terrenos de Abbadulche, encuentra un nuevo propósito, defender su propiedad ante el acoso de una importante constructora, que quiere hacerse con los terrenos. Angelica emprenderá un viaje muy personal en el que se reencontrará consigo misma, descubrirá un lugar en el que echar raíces y quién sabe si también el amor.