Comprendimos desde hace mucho que ya no era posible subvertir el mundo, ni remodelarlo, ni detener su pobre huida hacia delante. Sólo había una resistencia posible: no tomarlo en serio. Pero me doy cuenta de que nuestras gracias ya perdieron todo su poder. Te esfuerzas por hablar pakistaní para alegrarte. Pero es en vano. Sólo sientes cansancio y tedio.