En nombre del rock se ha escrito lo más alegre y lo más triste, en nombre del rock se han alabado el amor y los más profundos abismos de la tristeza. El rock es vida y es muerte, el rock es una forma de habitar este mundo. El rock es lo que ha hecho que desde los salones de clase hayamos seguido sintiendo lo que somos y siendo lo que somos y, a pesar de que muchos lo han tachado como un producto más del capitalismo global, seguimos creyendo en él como un lugar de liberación. Ese espíritu recorre este libro. Se espera que este texto sea un aporte valioso para todos los interesados en el tema y que abra el camino para pensar el rock desde Colombia y América Latina. Este es un libro lleno de músicos y de música. Esta es una escena que merece ser pensada y vivida, no es la «escena underground que pagó tu papá y que tú te creíste que era verdad». El rock no ha muerto, vive después del final.